Introducción
La literatura de los países de América Latina forma un acervo espectacular e incomparable, a pesar de las diferencias y rasgos propios de cada país.
Los movimientos culturales y las tendencias que nacieron en Europa, durante el siglo XIX, llegaron más tarde a América. Y la influencia que ejercieron en estos países dio lugar a un desarrollo de composiciones maravillosas y obras literarias de temas muy diversos, que sin duda encantan a chicos y grandes.
Como olvidar los hermosos poemas de Moctezuma, los bellos sonetos de Sor Juana Inés de la Cruz, los tan emotivos cuentos del “periquillo sarniento”, las majestuosas obras del afamado Octavio Paz, con los que la sociedad latina ha crecido durante los años, y ha dejado en cada uno de nosotros una huella imborrable.
No cabe duda, que la literatura nos une a los latinos como un solo pueblo, rompiendo fronteras, que nuestra imaginación es la que da el sello propio a cada una de dichas obras.
Literatura Latinoamericana
Objetivo: lograr conocer y apreciar la maravilla de la literatura del pueblo latinoamericano, así como sus características principales y los cambios que sufrió a través de las épocas distintas históricas del continente. Esto se lograra explicando cada una de las principales épocas, prehispánica, colonia, independencia, modernismo y época actual, asi como se mencionarán los autores mas importantes, representantes de dichas épocas.
Origen
Nace sin lugar a dudas, en las civilizaciones prehispánicas, donde solo las más altas personalidades podían disfrutar de las artes, se tienen vestigios de obras literarias, en las que se puede apreciar que este arte abarcaba todos los aspectos de la vida, pues tenía como fin mantener la memoria de todo el saber acumulado por las generaciones anteriores, tanto ideas religiosas, mitos, rituales, adivinaciones, así como cuestiones de medicina, historia y derecho; además comprendía una gran parte de oratoria, de poesía épica y lírica.
La prosa era utilizada para la elaboración de discursos, narraciones míticas y relatos históricos; y el verso, para los poemas religiosos o profanos.
El nombre mismo del poeta, cuicani, que significa "el cantor", indica que poema y los cantos eran considerados iguales, ya que el poema siempre debía ser recitado acompañado de instrumentos musicales.
Esta literatura también distinguía varios géneros. En primer término, el teocuicatl o canto divino, el cual está contiene alusiones a la magia y muchas metáforas; trataban temas religiosos y no sólo debían ser cantados sino también representados. Otros himnos más simples se reducían a repetir fórmulas mágicas o conjuros. Los demás poemas eran clasificados de acuerdo a su tema y a su origen. Así se tenían cantos guerreros, cantos floridos y poemas de primavera, a los animales, etcétera. Algunos de estos eran largas leyendas como el canto de Quetzalcóatl.
Se encuentran también elementos del arte dramático también llamado teatro, ejemplo claro son las piezas en las que existen recitaciones, cantos, danzas y música juntos, donde actores disfrazados personificaban héroes históricos o míticos y entablaban diálogos y algunos monólogos.
Por otro lado, también muy importante en los pueblos del antiguo México se encuentra la literatura maya, dentro de la cual sobresale el Popol Vuh o Libro del consejo, es una obra narrativa que contiene el concepto de origen para esa cultura y en la que intervienen seres sobrenaturales, bestias y fuerzas cósmicas. Aunque esta obra es la más representativa también dejaron testimonios en teatro con el Rabinal Achí.
Otros escritos importantes son los que conforman los libros del Chilam Balam; la mayor parte de estos textos son de género místico, otros contienen escritos sobre hechos con sentido religioso. La última parte del manuscrito consiste en la transcripción de las profecías atribuidas al sacerdote Chilam y a otros más.
A pesar de que los pueblos de Mesoamérica desarrollaron sistemas de escritura, estos no fueron empleados para conservar la literatura de esos pueblos. La mayor parte de los mitos y obras literarias de los pueblos de Mesoamérica se transmitieron por tradición oral y muy poca gente se dedico a trascribir dichas obras.
Se sabe, por ejemplo, que entre las actividades que tenían que dominar los novicios de sacerdotes entre los mexicas se encontraba la memorización de obras líricas o de la mitología de su pueblo. Algunas de estas producciones fueron fijadas para siempre por medio del alfabeto latino que los misioneros emplearon en el siglo XVI para transcribir la información que recibían de los indígenas.
Especialistas modernos como Ángel María Garibay K. y Miguel León-Portilla, han traducido estas obras que se encontraban en varios textos y las han reunido en obras como “Visión de los vencidos”, “Poesía indígena de la Altiplanicie” o “Historia de la literatura náhuatl”.
En ese sentido resulta especial el conjunto de obras líricas atribuidas a Acolmiztli Nezahualcóyotl (1402–1472), tlatoani de Tetzcuco, que pasó a la posteridad con el título de “Rey Poeta”.
Sus obras, junto con las de otros nobles de los pueblos nahutlacas del Altiplano como Ayocuan y Tecayehuatzin, constituyen la muestra más amplia de obras líricas y filosóficas precolombinas recuperadas para la posteridad.
De menores dimensiones es el acervo literario recuperado entre otros pueblos del Posclásico, como los purépechas, los zapotecos y los mixtecos.
El caso de los mixtecos es especial, puesto que se conservan cuatro códices que han permitido hacer una aproximación a la historia de ese pueblo como lo son la Impronta de Ocho Venado, Yya de Tilantongo y Tututepec.
La obra de los misioneros en el centro de México permitió conservar la tradición oral de los pueblos de habla náhuatl, en comparación con los habitantes de otras zonas de Mesoamérica.
Mientras la historia siguió transcurriendo, en el continente aparecían cada vez mas artistas literarios, ya que en esa nueva era, las artes se encontraban un poco mas accesibles al resto del pueblo.
En la época de la conquista, se puede dividir a grandes rasgos en cuatro periodos. Durante el periodo colonial fue un simple apéndice de la que se escribía en España, pero con los movimientos de independencia que tuvieron lugar a comienzos del siglo XIX entró en un segundo periodo dominado por temas patrióticos.
En la etapa de consolidación nacional que siguió al periodo anterior, experimentó un enorme auge, hasta que alcanzó su madurez a partir de la década de 1910, llegando a ocupar un significativo lugar dentro de la literatura universal.
Este nuevo movimiento cultural marcó una época, donde hubo un "gran movimiento de entusiasmo y libertad hacia la belleza", según las palabras del poeta español Juan Ramón Jiménez.
La madurez económica y política que alcanzaron los países hispanoamericanos a fines de siglo, permitió el abandono de la vieja imagen romántica del literato, representado por Sarmiento, Montalvo, Arboleda y José Martí, que in lugar a dudas dieron la pauta para el nacimiento de la literatura de nuestra época actual.
Dentro de este nuevo escenario, era lógico que los valores literarios adquirieran signos nuevos. La literatura hispanoamericana se nutre de dos fuentes principales, ambas francesas, el parnasianismo y el simbolismo. Con el primero, se acoge toda la influencia de Baudelaire y el ensalzamiento de los temas morbosos y, sobre todo, la obsesión por la belleza exótica.
El simbolismo había pretendido expresar la idea pura de la belleza, a través de la complicidad de imágenes dispares, cuya enunciación recreaba en el lector la figura requerida.
De los parnasianos y simbolistas procede también la actitud de desesperación vital, de angustia y de tedio. Y las corrientes filosóficas del momento son apropiadas para ello: quiebran la antigua confianza en el positivismo, el que es reemplazado por la moral del superhombre predicada por Nieztsche. Es la época del irracionalismo vitalista, de las luchas contra las trabas que el cristianismo impone al libre desarrollo del ser humano. Pero, también se siente, por otro lado, la estremecida, casi mítica necesidad de Dios.
Durante el siglo XIX hubo tres grandes corrientes literarias: el romanticismo, el realismo-naturalismo y el modernismo.
Los escritores románticos se agruparon en torno a dos asociaciones, la Academia de Letrán, fundada en 1836 (José María Lacunza, Guillermo Prieto, Manuel Carpio, Andrés Quintana Roo, José Joaquín Pesado, Ignacio Rodríguez Galván, Ignacio Ramírez), y el Liceo Hidalgo, fundado en 1850 (Ignacio Manuel Altamirano, Manuel Acuña, Manuel M. Flores).
Más tarde, durante el auge del positivismo el gusto estético cambió. Entre los escritores mexicanos realistas y naturalistas tenemos a Luis G. Inclán, Rafael Delgado, Emilio Rabasa, José Tomás de Cuellar, Federico Gamboa y Ángel de Campo.
Dentro de la corriente modernista, revolución literaria originaria de América Latina, hubo numerosas innovaciones métricas y de rima, resurgimiento de formas en desuso y, principalmente, hallazgos simbólicos. Entre 1895 y 1910 México se volvió un núcleo de actividad modernista, entre los escritores tenemos a Gutiérrez Nájera, González Martínez, Díaz Mirón y Amado Nervo.
En los años que van de 1900 a 1914 siguió predominando en la poesía el modernismo y en la prosa el realismo y naturalismo. Durante este periodo convivieron los representantes de la literatura decimonónica con los integrantes del Ateneo de la juventud.
De 1915 a 1930 hubo tres corrientes: una renovación estilística que incorporaba influencias de las vanguardias europeas (el estridentismo y los Contemporáneos), un grupo de escritores retomaba temas coloniales, y otros que comenzaron a publicar las llamadas "novelas de la Revolución" (la más conocida es Los de abajo de Mariano Azuela).
Hasta mediados de la década de 1940 hubo autores que continuaron con narrativa realista, pero también conocieron su auge la novela indigenista y las reflexiones en torno al ser y la cultura nacional. Surgieron dos nuevas generaciones poéticas, agrupadas en torno a las revistas Taller y Tierra Nueva.
Con la publicación de Al filo del agua de Agustín Yáñez en 1947 comenzó lo que llamamos "novela mexicana contemporánea", que incorporó técnicas entonces novedosas, influencias de escritores estadounidenses (William Faulkner y John Dos Passos), e influencia europea (James Joyce y Franz Kafka). Si bien durante el periodo que va de 1947 a 1961 predominaron los narradores (Arreola, Rulfo, Fuentes), surgieron entonces poetas de valía como Rubén Bonifaz Nuño y Rosario Castellanos.
Posteriormente, la narrativa de América Latina entró en un periodo llamado "el boom latinoamericano", caracterizado por su cosmopolitismo y por la experimentación en la novela, en el cual destacan cuatro grandes escritores: Cortázar, García Márquez, Vargas Llosa y el mexicano Carlos Fuentes.
El surrealismo se extinguió como movimiento artístico en la década de 1930. Sin embargo, sus planteamientos ideológicos orientados en contra de las teorías tradicionales sobre estética, ética y política y en favor de nuevos símbolos y mitos alejados del racionalismo, continuaron ejerciendo su influencia a través de todo el siglo.
El existencialismo moderno surgió en la Europa desgarrada por las luchas entre intereses encontrados, donde el hombre se sentía amenazado en su individualidad, en su realidad concreta. De ahí su énfasis en la fundamental soledad del individuo, en la posibilidad de encontrar la verdad por medio de una decisión intelectual, y en el carácter irremediablemente personal y subjetivo de la vida humana.
El boom.
El Boom Latinoamericano hace referencia a la literatura hispanoamericana publicada a partir del tercer cuarto del siglo XX que dio difusión en Europa a autores del sur del continente americano.
Las novelas del Boom se distinguen por tener una serie de innovaciones técnicas en la narrativa latinoamericana, desarrollando el Realismo mágico y Lo real maravilloso, e introduciendo técnicas vanguardistas de narración.
Escritores como Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Guillermo Cabrera Infante, Alejo Carpentier, Julio Cortázar, José Donoso o Carlos Fuentes, son algunos representantes de esta “corriente”.
Desde mediados del siglo XX, la narrativa latinoamericana amplía su perspectiva más allá de la naturaleza, los indígenas y demás temas comunes de la novela realista.
Revoluciones culturales y políticas, un amplio apego a la superstición, regímenes autoritaristas y demás procesos locales se combinaron con las vanguardias europeas, el psicoanálisis y las principales inquietudes del mundo entero sobre los problemas humanos y existenciales, ofreciendo a la pluma latinoamericana un escenario ideal para impulsar el Realismo Mágico en la lieteratura, convirtiéndolo en una senda hacia la consolidación de una identidad regional.
Los maravillados escritos de los Cronistas de Indias y su sentido de estar en otro mundo conquistando tierras que sólo en su fantasía poblada de libros de caballerías podían hallar, se convirtió de hecho en una señal de identidad cultural de la que derivó una nueva corriente, conocida como el Realismo mágico o, según concibe Alejo Carpentier, Lo real maravilloso.
La narrativa describe cosas irreales como si fueran reales y cotidianas y las cosas cotidianas como si fueran irreales; se renueva el lenguaje y las técnicas narrativas y las historias, que pueden estar basadas en sucesos de la vida real, incorporan elementos extraños, fantásticos o legendarios, pueblos mitificados, espacios y lugares fruto de la especulación y personajes que, como pueden existir, también pueden ser irreales o fruto entre lo verdadero, lo imaginario y lo inexistente, que hace difícil separarlos.
Al comparar una novela que fue escrita antes del periodo del Boom, con otra que fue hecha durante esta transición literaria, se repara en que la historia que fue escrita antes del Boom Latinoamericano nos muestra una realidad plana y sombría, una realidad normal y verdadera, una realidad existente, mientras que la novela escrita después del Boom Latinoamericano muestra muchas facetas de un mismo lugar, de un mismo personaje o del tiempo que recrean la realidad, es decir, se rompe todas las barreras entre lo fantástico y lo habitual y convierte esta mezcla en una nueva realidad, que es perfecta para poder dejar que su inspiración fluya, circule y deje salir las mejores ideas.
Época actual.
Octavio Paz Lozano
Nació en México, D.F., el 31 de marzo de 1914 y murió el 19 de abril de 1998.
Fué un poeta, escritor, ensayista y diplomático mexicano, miembro de “El Colegio Nacional” y ganador del premio Nobel de Literatura en 1990. Se le considera uno de los más grandes escritores del siglo XX y uno de los grandes poetas hispanos de todos los tiempos.
Fue un escritor prolífico cuya obra abarcó varios géneros, entre los que sobresalieron textos poéticos, el ensayo y traducciones diversas.
Experimentación e inconformismo pueden ser dos de las palabras que mejor definen su labor poética, pero es un poeta difícil de encasillar. Ninguna de las etiquetas adjudicadas por los críticos encaja con su poesía: poeta neomodernista en sus comienzos; más tarde, poeta existencial; y, en ocasiones, poeta con tintes de surrealismo.
Ninguna etiqueta le cuadra y ninguna le sobra. En realidad, se trata de un poeta que no echó raíces en ningún movimiento porque siempre estuvo alerta ante los cambios que se iban produciendo en el campo de la poesía y siempre estuvo experimentando, de modo que su poesía acabó por convertirse en una manifestación muy personal y original. Además, se trata de un poeta de gran lirismo cuyos versos contienen imágenes de gran belleza.
Después de la preocupación social, presente en sus primeros libros, comenzó a tratar temas de raíz existencial, como la soledad y la incomunicación. Una de las obsesiones más frecuentes en sus poemas es el deseo de huir del tiempo, lo que lo llevó a la creación de una poesía espacial cuyos poemas fueron bautizados por el propio autor con el nombre de topoemas.
Esto es lo que significa poesía espacial: poesía opuesta a la típica poesía temporal y discursiva. Se trata de una poesía intelectual y minoritaria, casi metafísica en la que además de signos lingüísticos se incluyen signos visuales. En los topoemas, igual que ocurría en la poesía de los movimientos de vanguardia, se le da importancia al poder sugerente y expresivo de las imágenes plásticas. No cabe duda de que en la última poesía de Octavio Paz hay bastante esoterismo, pero, al margen de ello, toda su poesía anterior destaca por su lirismo y por el sentido mágico que el autor da a las palabras.
Alberto Adrián Arias
Poeta argentino, nacido entre 1972 y 1977 participó en grupos teatrales y literarios. En julio de 1979 edita el primer número de la revista Poddema.
En ese año se forma el Grupo surrealista Signo Ascendente, que publica la revista del mismo nombre y que es uno de los primeros grupos culturales de militancia antidictatorial y de lucha por la aparición con vida de los desaparecidos en la década del 80.
En 1978 comienza el trabajo de recopilación y ordenamiento de los materiales del poeta Jacobo Fijman.
Ha publicado poemas y relatos en diarios y revistas, así como en plaquetas colectivas e individuales; ha participado en lecturas públicas y radiofónicas, en mesas redondas y en otros actos públicos. Entre febrero de 2001 y septiembre de 2003 publicó la columna “De poco un todo” en el mensuario Redes Norte. El 23 de junio de 2003 fundó el “Centro Jacobo Fijman”. Realiza las publicaciones de Signos del Topo desde su inicio. Reúne el conjunto de su propia obra con el título general: Margen meridiano.
¿Qué características diferencian a la literatura Latinoamericana del reto del mundo?
Muestra muchas facetas de un mismo lugar, de un mismo personaje o del tiempo que recrean la realidad, es decir, se rompen todas las barreras entre lo fantástico y lo habitual y convierte esta mezcla en una nueva realidad. Lo que significa el uso del realismo-naturalismo.
Conclusión
El escritor latino es un artista y se dedica a la búsqueda de la belleza. Mucha gente cree que el nuevo escritor, generalmente, procede de familias acomodadas, prefiere huir de la sociedad, aunque a veces por vías poco adecuadas como lo son suicidios, alcohol y drogas, pero realmente no saben que los artistas literarios latinos son verdaderos genios, que expresan problemas y soluciones, que dan a conocer sus sentimientos mediante una serie de eventos trágicos, mágicos o a veces fantasiosos, que nos hacen sumergirnos dentro de sus obras, y lograr entender el por qué de sus actitudes, el porqué de sus problemas.
Solo un verdadero lector aprecia la calidez de una buena obra de escritores latinoamericanos, por ejemplo, desde mi punto de vista, considero que algunos manuscritos extranjeros me parecen un poco frios, serios y monótonos, mientras tanto por otra parte me gusta disfrutar de un buen libro mexicano, donde como lector me siento dentro de la trama, porque me familiarizo un poco mas con el espacio geográfico, asi como, al leer un libro de pensamientos y frases de Carlos Cuauhtémoc Sánchez, donde cada frase se puede aplicar a mi vida, pues el plantea soluciones a problemas de su pueblo, a problemas comunes de cada mexicano.
Glosario
Lirico: poesía donde se expresa con sentimiento el interior del alma.
Mítico: relato fabuloso o heróico.
Esoterismo: oculto, secreto.
Decimonónico: que va después del decimooctavo.
Bibliografía
www.monografias.com/literaturalatinoamericana/representnantes/boom
Garcia Ramirez, Maria Estela. Español 3. ED. Santillana.
Gomez Macias, Angelica. Literatura1. Direccion General de Bachillerato.
Latapí, Paulina. Las razones de la historia 3. ED. Mc. Graw Hill.